Barquitos de Papel

Notas perdidas, abandonadas en facturas de teléfono, en envoltorios de galletitas, en bordes de diarios y revistas, como barcos de papel. A veces ni siquiera llegan a cobrar vida con la tinta y quedan atrapadas en la memoria, diluyéndose con el tiempo. Mensajes para mí más que para otros, aunque tal vez a otros también les puedan servir. Por lo menos, de este modo, los comparto y, además, les doy un destino para que no vayan naufragando por los rincones, olvidados.

31 mayo, 2006

Minuto de reflexión


Marcar límites es la cuestión. En Estados Unidos, un grupo de extrema derecha autodenominado “Minutemen” cuida la frontera para que los latinos indocumentados no lleguen a la tierra de la libertad a través de México. Disparan, xenófobos, las balas de la discriminación, del odio y del egoísmo. El mismo que pregona el payaso asesino en las publicidades callejeras para que los chicos no compartan sus hamburguesas con los amiguitos en las principales capitales de América Latina. Marcar límites es la cuestión. “Esto es nuestro” dicen, “es nuestro país, nuestra tierra”, cuando realmente la riqueza la obtienen explotando y usurpando los recursos en tierras ajenas, lejanas, al precio de unos cuantos daños colaterales: niños, mujeres, ancianos... ¿democracia?. Marcar límites es la cuestión. Y despliegan la doctrina Monroe, todavía, por el planeta. América para los americanos. Y América está donde ellos estén. Donde pisen, donde quemen, donde roben, ahí es América. “Minutemen” refiere al concepto de estar listos para luchar en un minuto. Los hijos de inmigrantes sajones ofrecen calidad, servicio y LIMPIEZA. Por supuesto, si tardan más de un minuto, no hay pastel de manzana por la demora.

24 mayo, 2006

Pobre Diablo



Así el juego no tiene gracia...

19 mayo, 2006

Easy Star

La banda sale al escenario. Los primeros acordes me llenan de alegría. Esa alegría que no aturde. Después de un par de temas siento que ya no puedo seguir sentado. La música se me filtra por la piel, me llega a los músculos. En el pecho la energía no se puede contener más. Les digo que me voy a bailar. Bajo los escalones. Esquivo el vómito del chico con el once en la espalda. El chico ni siquiera llegó a ver el momento en el que se apagaron las luces. Vomita. Vino a vomitar. Sigo bajando los escalones. Llego al piso. Otros bajan conmigo. Será el tema, será la energía o seremos todos que necesitamos bailar juntos. La música nos envuelve, suave y nos dejamos llevar. Quisiera que todos se dejaran llevar, que la música fuese más fuerte que la voluntad, que el cuerpo se fundiera en el movimiento de la música.

Las luces se prenden, la música termina y lentamente dejo de bailar. Sonrío. Ellos también. Es momento de salir del lugar. Subimos al auto y escuchamos una canción. Yo creo que en el estribillo dice “Basualdo”. Nos ponemos a hablar de Basualdo. El de River y el de Velez. Eran dos distintos, y no sabemos cómo se llamaba al que le decían Pepe. Ellos me dicen que la canción dice Osvaldo y no Basualdo. Subimos el volumen de la radio pero la canción termina.

El mostrador, dos tipos hablando de reggae, devorando unos patys y un policía mirando los autos pasar. Pedimos tres patys y nos traen cuatro. No sabemos si devolverlo o no. En la duda, a W. se le cae el paty de las manos. Le pega en el pie y queda apoyado en el piso que está lleno de líneas negras, tierra y pisadas. Levanta el paty del piso, lo pone en el pan y le da un mordisco. Recién en ese momento reacciono. Te comiste el paty, le digo, y nos reímos a carcajadas. Acompañamos con una cerveza. El paty que nos dieron de más tiene poca vida. Lo repartimos y lo rematamos enseguida. Terminamos la cerveza y volvemos al auto.

R. me deja a tres cuadras. Camino. Un tipo paseo un perro y una de dos, o a mí no me dan los números y son las cinco de la mañana o el tipo está loco y pasea el perro a las dos de la madrugada. Todavía tengo razón en algo. Llego a casa. El hambre continua. Abro la heladera y encuentro un pedazo de queso viejo en un taper. Antes de abrirlo le hablo al queso: si estás bien te como. Se puede. Un pan en una bolsa me hace señales para acompañar el viaje del queso. Pan y queso, sale como trompada. Como. Me relajo. Prendo la tele pero no hay nada. Así es la vida de los sin cable durante la madrugada, pienso. Sonrío. En los oídos siento un zumbido. Es la música. Me quedan ganas de bailar. Me hago un bollito con las sábanas. El cuerpo se adhiere al colchón. El sueño llega tranquilo, silencioso, pide permiso. Cierro los ojos.

12 mayo, 2006

Harto de la rutina, Amuchástegui medita

10 mayo, 2006

Avenida del sur

Tomando por Bulnes, desde Córdoba hasta Rivadavia. Pasando por el Coto y bordeando plaza Almagro. Cruzando Rivadavia hasta que se hace Boedo. Largo Boedo al fondo, después de Independencia y también de San Juan. Pompeya, lejos, más allá. Los carritos se amontonan con sus bolsas, sus fierros oxidados y los desperdicios que se puedan canjear. Los mocosos esperan sentados en el cordón de la vereda. Las perras, los gatos, los pillos y los guachos. Los camiones colectivos levantan pasajeros y carritos en la avenida del sur. Los mocosos pagan boleto para llevarse el hambre de la ciudad.

04 mayo, 2006

A salvo del torbellino... Amuchástegui Graciadió

03 mayo, 2006

La Libertad, dijo El Cantante

Creo que todos buscamos lo mismo
no sabemos muy bien qué es ni dónde está
oímos hablar de la hermana más hermosa
que se busca y no se puede encontrar
La conocen los que la perdieron
los que la vieron de cerca, irse muy lejos
y los que la volvieron a encontrar
la conocen los presos,
La libertad
Algunos faloperos, algunos con problemas de dinero,
porque se despiertan soñándola,
algunos que nacieron en el tiempo equivocado,
la libertad
Todos los marginales del fin del mundo,
esclavos de alguna necesidad,
los que sueñan despiertos,
los que no pueden dormir,
la libertad
Algunos tristemente enamorados
pagando todavía el precio del amor
algunos que no pueden esperar,
y no aguantan más la necesidad
Algunos cautivos de eso, que no saben dónde mirar,
tengo algunos hermanos y una hermana muy hermosa,
la libertad
Igual que Norberto, me pregunto muchas veces, dónde está?
y no dejo de pensar, será solamente una palabra, la hermana hermosa
la libertad.