Barquitos de Papel

Notas perdidas, abandonadas en facturas de teléfono, en envoltorios de galletitas, en bordes de diarios y revistas, como barcos de papel. A veces ni siquiera llegan a cobrar vida con la tinta y quedan atrapadas en la memoria, diluyéndose con el tiempo. Mensajes para mí más que para otros, aunque tal vez a otros también les puedan servir. Por lo menos, de este modo, los comparto y, además, les doy un destino para que no vayan naufragando por los rincones, olvidados.

28 septiembre, 2006

Claridad glacial

Del miedo provenimos y a él a arribamos como a nuestra más íntima morada. ¿Qué puede significar ser "mortales", sino que somos sujetos del -pero sobre todo estamos sujetos al- miedo? Porque el miedo que nos atraviesa -e incluso nos constituye- es precisa y esencialmente miedo a la muerte. Miedo de no ser más que lo que somos: vivos. O de ser demasiado pronto lo que también somos: precisamente "mortales” en tanto destinados, confiados, prometidos a la muerte. Hobbes lo dice con claridad glacial: "Cada uno, en efecto, está llevado a desear lo que para él es bueno, o a huir de lo que para él es malo, sobre todo del máximo de los males naturales, que es la muerte".

Roberto Espósito, Communitas: origen y destino de la comunidad

09 septiembre, 2006

Nube negra

El semáforo de San Juan se pone en rojo. El camión se detiene. Ricky viaja con los pies hacia fuera, en la parte de atrás. Abajo se apilan las bolsas llenas de cartones, como un colchón enorme. Yani habla con Ricky y trata de arreglar la cartera de cuero que encontró cerca de la Avenida Córdoba. Ricky le cuenta la vez que encontró las zapatillas Reebok casi nuevas y le promete que si “pega” algo esta semana se lo va a regalar. Yani le dice que no mienta, que todo lo que saca después se lo lleva a la vieja. “Te digo que no”, le insiste Ricky, “voy a buscar algo para vos”. Le cruza un brazo por el cuello, lo aprieta y le lleva la cabeza hasta el pecho. A Yani no le gusta que la agarren. Intenta soltarse. Tacha, apoyado sobre la cabina del conductor, observa expectante la charla del Ricky. Desde que le contó que le gusta Yani, Ricky hace todo lo posible para alejársela. Compiten en todo y con las minas más todavía. Tacha los ve de espaldas y mide la distancia entre un cuerpo y el otro. Se banca como puede. La cabeza de Yani baja hasta el pecho de Ricky por la fuerza del abrazo, y Tacha piensa que Ricky la lleva hacia sus genitales. Yani forcejea y a Tacha se le despierta la furia. Esquiva a Hernán, a Pata y sin querer le da un rodillazo en la nuca a Maxi. “Qué hacés guacho” le recrimina Maxi al pasar. Tacha le pide perdón con un gesto y sigue saltando por encima de las bolsas y cartones. Llega junto a Ricky y Yani. El semáforo de San Juan pasa del amarillo al verde. La humareda sale del caño de escape y forma un telón detrás del camión. Una nube negra se expande por la calle. Tacha pierde el equilibrio y cae sobre Ricky y Yanina, arrastrándolos hasta el asfalto.