Barquitos de Papel

Notas perdidas, abandonadas en facturas de teléfono, en envoltorios de galletitas, en bordes de diarios y revistas, como barcos de papel. A veces ni siquiera llegan a cobrar vida con la tinta y quedan atrapadas en la memoria, diluyéndose con el tiempo. Mensajes para mí más que para otros, aunque tal vez a otros también les puedan servir. Por lo menos, de este modo, los comparto y, además, les doy un destino para que no vayan naufragando por los rincones, olvidados.

28 noviembre, 2006

Apegados al elemento que nos repele

"Dijo que hay un pez en ese mismo río, que las aguas no quieren y él, el pez, debe pasar la vida, toda la vida, como el mono, en vaivén dentro de ellas; pero de un modo más penoso, porque está vivo y tiene que luchar constantemente con el flujo líquido que quiere arrojarlo a tierra. Dijo Ventura Prieto que estos sufridos peces, tan apegados al elemento que los repele, quizás apegados a pesar de sí mismos, tienen que emplear casi íntegramente sus energías en la conquista de la permanencia y aunque siempre están en peligro de ser arrojados del seno del río, tanto que nunca se les encuentra en la parte central del cauce, sino en los bordes, alcanzan larga vida, mayor que la normal entre los otros peces. Sólo sucumben, dijo también, cuando su empeño les exige demasiado y no pueden procurarse alimento."

En Zama, de Antonio Di Benedetto.

3 Comments:

At 5:22 p. m., Anonymous Anónimo said...

El pez grande, viejo y sabio, iba nadando por el río.
Una linda y tierna mojarrita, al verlo, quedó muy impresionada y se le acercó.
El pez abrió bien grande la boca, y la mojarrita, temblando de emoción, se metió en ella. El interior del pez era tan enorme que la mojarrita, en vez de
entrar en su estómago, se metió en su corazón.
Entonces el pez se enamoró
perdidamente de ella. Pero al poco tiempo murió.
Porque un pez viejo y sabio no puede vivir con una mojarrita en el corazón.

 
At 1:19 a. m., Blogger quiron said...

fascinante Di Benedetto, fascinante este usuario anónimo que evade mostrarse, casi tan fascinante y vana como la vida que, sin embargo, nos arrastra irremediablemente

 
At 5:45 p. m., Anonymous Anónimo said...

Un pez grande y sabio puede vivir con una mojarrita en el corazón, porque lo único que ella desea es aprender de ese gran sabio. Ahora si la sacan del río, no espera, en seguida nada para que otro pez sabio le enseñe lo que ella desea.

 

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