Barquitos de Papel

Notas perdidas, abandonadas en facturas de teléfono, en envoltorios de galletitas, en bordes de diarios y revistas, como barcos de papel. A veces ni siquiera llegan a cobrar vida con la tinta y quedan atrapadas en la memoria, diluyéndose con el tiempo. Mensajes para mí más que para otros, aunque tal vez a otros también les puedan servir. Por lo menos, de este modo, los comparto y, además, les doy un destino para que no vayan naufragando por los rincones, olvidados.

19 diciembre, 2006

Celuleados

El tipo que está sentado al lado mío en el subte abre la tapa de su celular. Pregunta por dónde andan y se asombra de que aún estén por Chascomús. La chica del asiento de enfrente lo ve hablando y se toca el bolsillo. Saca su aparato y comprueba que no vibrando. De todos modos, comienza a presionar las teclas con su dedo gordo y enfoca su mirada en la pequeña pantalla. La mujer que está parada junto a ella recibe un llamado y a habla en voz alta. “Le dije que cerraba temprano porque tenía que ir al médico, que se cague” le dice a alguien que debe estar sujetando otro aparato en algún lugar. El tipo sentado al lado mío continúa hablando. Mi celular no suena todavía. No tendremos mucho para decirnos.

1 Comments:

At 11:22 p. m., Anonymous Anónimo said...

No es la cantidad de cosas que necesitamos trasmitirnos lo que más me sorprende, sino la urgencia en la que tenemos que hacerlo.

 

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